Es tiempo de poesía…

21 Mar, 2022

«La orquestación de las palabras, el colorido de las imágenes y la contundencia de una buena métrica otorgan a la poesía un poder sin parangón. Como forma de expresión íntima que permite abrirse a los demás, la poesía enriquece el diálogo que cataliza todo progreso humano y es más necesaria que nunca en tiempos turbulentos.»

 

Audrey Azoulay, Directora General de UNESCO,

con motivo del Día Mundial de la Poesía 2022

 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, en su 30ª Conferencia General en París en 1999, determinó celebrar el día 21 de marzo como el “Día Mundial de la Poesía”, tal medida buscaba apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de las lenguas que se encuentran en peligro de extinción. Dicho organismo buscaba también, promover la enseñanza de la poesía, fomentar la tradición oral, apoyar a las pequeñas editoriales, crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás manifestaciones artísticas, como el teatro, la danza, la música y la pintura.

En este Chile “país de poetas”, sabemos a través de nuestra historia que la palabra poética no sólo es nuestra mejor “exportación no tradicional”; sino que a lo largo del territorio es una manifestación creativa de diversidad, libertad y patrimonio ancestral de los pueblos y comunidades que con sus versos, metáforas y artilugios de palabras brillan desde la raíz.

La poesía trastoca el mundo natural, lo percibe y lo reconstruye, resignifica y lo refunda con pasión y sutiliza.

 

 

Nadie es el mismo al leer poesía, porque el alma queda temblando, como decía Vicente Huidobro, y en ese hechizo nuestras células vuelven a danzar con las estrellas, nuestras infancias se encuentran con las rondas Mistralianas, la Cielografía de Floridor Pérez, o los pueblos fantasmas y las reinas de otras primaveras de Jorge Teillier.

En tiempos inciertos, se precisa belleza como faro y refugio.

No se trata únicamente de belleza sensorial, cuya la función sea evadirnos y hacernos olvidar la realidad; sino la belleza que nos confronta y nos devuelve la divinidad creadora que nos habita, “porque de la palabra que se ajusta al abismo surge un poco de oscura inteligencia” sentenciaba el gran Enrique Lihn.

La lectura poética estimula el área frontal del cerebro, ayuda a expresar y/o reconocer sentimientos y emociones, estimula la imaginación y nos conecta con nuestra propia musicalidad.

Ante el relato actual que exacerba lo individual, el interés político o económico, la poesía se convierte en una herramienta de resilencia, identidad comunitaria y fermento de expresión y tejido social; quizás el legado más valioso que heredaremos a nuestros hijos y futuras generaciones.

 

 

Singular:

 

En este territorio las nubes susurran con los árboles, y a veces lloran

cuando reconocen el alma de los ancianos que llegan como gorriones

cantando entre las piedras.

En este territorio los niños tienen el alma quieta como los lagos de la cordillera

y en la noche sueñan murmurando el nombre de las flores o las aves.

En este territorio el bosque es un poema abierto como el universo;

por eso las estrellas miran celosas nuestras huellas de mísero polvo óseo.

 

 

– Víctor González Frías –

 

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