Escuchar a los Sabios de la Tribu

11 May, 2021

Por Víctor González Frías

 “Sin aceptación y respeto por sí mismo uno no puede aceptar y respetar al otro, y sin aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia, no hay fenómeno social”.

 

Humberto Maturana Romesín

“Emociones y Lenguaje en Educación y Política” (Editorial, Paidós 1992).

 

 

 

El 15 y 16 de mayo se realizará una nueva elección en Chile. Por primera vez en la historia de nuestro jóven país, los ciudadanos al concurrir a las urnas no sólo elegirán alcaldes y concejales; sino que gobernadores regionales y convencionales constituyentes. Este evento no deja de estar cruzado por la pandemia, el estallido social, la crisis económica, la baja aprobación y desconfianza en el mundo político, cuestionados aportes del mundo empresarial a algunas campañas, el vertiginoso protagonismo de las redes sociales y una población que intenta sobreponerse al agotamiento psicológico y emocional desde la multiplicidad de historias personales.

 

Tiempos de discursos alarmistas y mesiánicos, de vulnerabilidad e incertidumbre; pero también de atrevernos a decidir y soñar el país que queremos heredar a nuestros hijos y futuras generaciones.

 

La reciente muerte del reconocido biólogo chileno Humberto Maturana (1928-2021), nos deja un vacío difícil de ocupar, pero su partida también nos interpela a conocer su obra  y un legado que impactó áreas tan diversas como la neurociencia, la tecnología, la educación, la espiritualidad y la política.

 

Maturana, sensible y conectado con la realidad del acontecer nacional, señalaba desde su amplio dominio de la biología, que los seres humanos, como cualquier organismo, van modificándose en las circunstancias de su vivir; o sea nicho y organismo cambian juntos y se modifican mutuamente.

 

En esta premisa radica la posibilidad, la conciencia y el compromiso de que el nicho ecológico que construiremos, a partir de nuestras decisiones políticas y sociales puedan permitir la conservación de nuestras formas de vivir a través del cambio, sin anteponer opiniones, ideas preconcebidas o prejuicios, y podamos idear espacios de colaboración y convivencia donde “el amar deje que el otro aparezca en su legitimidad y diferencia”.

 

Allí en esa facultad de mirarnos es donde debemos volver a instalar la reflexión, sobre la violencia, el diálogo sobre la negación. Allí radica nuestro “Newen” o fuerza, como señala el etnógrafo y filósofo Ziley Mora Penrose, quién recurre al estudio de nuestras culturas ancestrales y su cosmovisión como una fuente viva de construcción y realidad; ya que una nueva “constitución” y la elección de “autoridades” serán el resultado metafórico del arte y estrategia conque protegemos nuestro vivir.

 

“La sociedad industrial y financiera trasgrede nuestra percepción y sacrifica la belleza, cosificando nuestros sueños y proyectos”, argumenta el filósofo y musicólogo Gastón Soublette Asmussen, frente a los cambios políticos, éste autor nos llama  a ponernos en contacto con la estética y el encuentro con los demás, lo que no significa eludir la realidad o las profundas demandas sociales; sino que más bien, buscar la belleza y la sabiduría allí; incluso en la humildad y en la sorpresa del camino que vayamos recorriendo. El cambio es inevitable, y no podemos seguir perpetuando un modelo de poder y civilización que sólo busca el crecimiento, el aumento, pero nada sabe de la paz, de la receptividad, del sentido del juego y deja de lado lo más bello del alma humana. El hombre frente a una crisis se tiene a así mismo, dice Soublette, y puede construir con otros recuperando su identidad y razón de ser.

 

Frente al panorama eleccionario, no podemos hablar a nuestros hijos de una identidad inanimada como objetos de un museo, pongámosnos en contacto con los “sabios de la tribu”, permitámosles que con sus libros nos hablen y relaten, apropiémosnos de ellos, “son nuestros”, también sus cartas, palabras y reflexiones, porque en ese recorrido ellos descifran nuestras individualidades, pero también nos visualizan como partes y órganos de un todo armónico.

 

Leguemos lo importante que es crecer con ese otro, “el sabio de la tribu”, aquel que nos allana el camino y nos enseña a percibir la estética y maravilla de esta “copia feliz del edén”. Tomemos desde esas raíces la sabiduría para construir el país que soñamos y merecemos.

 

 

Lecturas recomendadas:

«Por una revolución reflexiva» Humberto Maturana, Paidós

«Newen» Ziley Mora, Urano

«Manifiesto» Gastón Soublette, Ediciones UC

«El desafío constitucional» Carlos Peña, Taurus

 

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