Aunque hoy en día estamos expuestos a muchísimas fuentes de información, entretención y lectura, como las redes sociales, Internet y la televisión por streaming, adquirir conocimientos mediante la lectura tiene beneficios únicos, ya que mantiene la mente activa y favorece diferentes procesos cognitivos, estimula la concentración, la memoria, el manejo de lenguaje y la fantasía, por ello el verano es una buena instancia para ponernos en contacto con esa lista de libros pendientes, o quizás comenzar el buen hábito de regalarnos el espacio de la lectura.

 

 

El año 2017 la empresa alemana de investigación GfK entrevistó a más de 22 mil personas mayores de 15 años de diversos países, incluido el nuestro, con el objetivo de conocer hábitos lectores. En este análisis se concluyó que Chile está bastante por debajo del promedio mundial en cuanto a consumo de lectura.

“A nivel mundial, el 59% de los encuestados, dice leer al menos una vez a la semana versus el 38% de la población chilena”, señalan los resultados. Específicamente, el estudio concluye que sólo el 22% de los chilenos asegura que lee libros con cierta frecuencia, mientras que un 4% declara no hacerlo nunca o con escaza frecuencia.

 

 

La época de verano nos trae la facultad de disponer más de nuestro tiempo libre, lo que no sólo nos permitirá aumentar la lectura; sino que aprovechar las horas para leer esa lista de “pendientes”, o quizás buscar leer aquellos clásicos que resultan imprescindibles, o porque no optar por leer libros ligeros y entretenidos o priorizar el formato de bolsillo, barato y transportable a lugares de viaje.  

Sin duda un verano no está completo sin una lista de lecturas y nos movamos o no, la lectura siempre nos transportará a otros rincones donde experimentaremos crecimiento, placer y tranquilidad.

 

 

– Víctor González Frías –